Adiós dulce tierra y cielo del Norte,
benditos para siempre, pues aquí yació
y aquí corrió con miembros ligeros
bajo la luna, bajo el sol,
Lúthien Tinúviel,
tan bella que ninguna lengua mortal
puede decirlo.
Aunque cayese en ruinas todo el mundo,
y deshiciera, arrojado de vuelta,
desvanecido en el viejo abismo,
aun así fue bueno que se hiciese
-el crepúsculo, al alba, la tierra, el mar-
para que Lúthien fuera por un tiempo.
Extracto de "De Beren y Luthien", de "El Silmarillion" por J.R.R.Tolkien
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